Monday, February 22, 2016

FEBRUARY 22 - 26

7 Ways to Help Children Develop Self Discipline

One of the primary tasks of early childhood is to develop self discipline. Parents often find themselves correcting their children for interrupting, being wild, not following instructions or for not controlling their hands or mouths. These all require self discipline or self-control. Young children are by nature impulsive. Some children have ADHD or other biological factors which increase impulsiveness. Part of the solution for impulse control is to learn self discipline. A child armed with self discipline has a tremendous asset for addressing life’s challenges. So many relational and personal problems can be avoided or controlled when one has self-control. Here are some suggestions for teaching it to children.

1. Teach children to come when they are called. When a parent calls a child, that child shouldn’t yell, “What?” from across the house, parking lot or playground. Children can learn to come to the parent, within a few feet, in order to have a dialog with the parent. This helps children learn that self-control sometimes means that we must give up what we would like to be doing in order to do something else.

2. Teach children to respond positively to correction. Most children don’t like to be corrected and respond negatively in either aggressive (anger) or passive (bad attitude) ways. This is unacceptable and becomes an excellent opportunity to teach self discipline. One of the facts of life is that people often must follow directions which may not be their preference. Teach children to respond with a good attitude as well as right behavior. This requires self-control and helps children learn to control their impulses. A good response to correction is sometimes difficult to learn but work in this area will help a child develop a skill which will help them forever.

3. A number of social skills require self-control. Praise children when they demonstrate this quality and point out areas they need to work on. Listening, knowing when and how to interrupt, anger control, reporting back after completing a task all require self discipline.

4. Encourage children to take on activities which build self discipline. They may include sports, music lessons, a paper route, the responsibility of caring for a neighbor’s pet, memorization of scripture, a clean room, or a host of other activities.

5. When a child receives a reward like payment for a job accomplished or even a star on a chart or special treat, talk about self discipline. External rewards give a great opportunity to talk about internal rewards. The real benefit to a paper route is not the money; it’s the building of self discipline. “You are pretty determined and responsible to get up every morning.” “I know you would have rather played the game but I like the way you took time to walk the dog. That shows self discipline.”

6. Use bed times to teach self discipline. Some children have a hard time going to bed without creating a battle and this becomes a great opportunity to teach self discipline to children. After all, it requires a lot of self-control for a child to stay quietly in bed while parents are still awake. Set a bedtime, develop a routine which covers all the necessary bedtime tasks and work at getting your child to stay in bed without Mom or Dad falling asleep in the room. This requires work on the part of the parent but will pay off tremendous dividends in the end.

7. Morning routines, chores, and family schedules become opportunities for children to learn responsibility and self discipline. Responsibility is “doing the right thing even when no one is watching.” The rewards for being responsible are called privileges. The child who is responsible to get ready and be at breakfast by 7:30 a.m. is allowed the privilege of staying up until their 8:00 p.m. bedtime. Being able to choose one’s clothes is the privilege for getting dressed before the deadline. Simple benefits of life are seen as privileges associated with basic responsibility.
Some parents try to give their children an easier life than they had or they try to make their children feel good at the expense of good character. Unfortunately, this often translates into more freedom and less self-control. A wise parent will use childhood to prepare a child for success as an adult. Self discipline is one of the most important character qualities a child can develop. Ironically, spoiled children are not happy; self disciplined children often are!

Self discipline is a primary quality that will help children be successful in life. More techniques and ideas are available in the book, Good and Angry, Exchanging Frustration for Character in You and Your Kids.

 Used with permission from Scott Turansky and Joanne Miller.
 © 2007 iMOM. All rights reserved.


Monday, February 8, 2016

FEBRUARY 8 - 12

Resiliencia: Los 12 hábitos de las personas resilientes

¿Sabes qué es la resiliencia? ¿Quieres aprender a ser más resiliente?

A veces la vida nos pone a prueba, nos plantea situaciones que superan nuestras capacidades: una enfermedad, una ruptura de pareja particularmente dolorosa, la muerte de un ser querido, el fracaso de un sueño largamente anhelado, problemas económicos… Existen diferentes circunstancias que nos pueden llevar al límite y hacer que nos cuestionemos si tenemos la fuerza y la voluntad necesarias para continuar adelante. En este punto tenemos dos opciones: dejarnos vencer y sentir que hemos fracasado o sobreponernos y salir fortalecidos, apostar por la resiliencia.

 

Resiliencia: definición y significado

La resiliencia, según la definición de la Real Academia Española de la Lengua es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas, pero en psicología añadimos algo más al concepto de resiliencia: no sólo gracias a ella somos capaces de afrontar las crisis o situaciones potencialmente traumáticas , sino que también podemos salir fortalecidos de ellas.

La resiliencia implica reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de las nuevas circunstancias y de nuestras necesidades. De esta manera, las personas resilientes no solo son capaces de sobreponerse a las adversidades que les ha tocado vivir, sino que van un paso más allá y utilizan esas situaciones para crecer y desarrollar al máximo su potencial.

Para las personas resilientes no existe una vida dura, sino momentos difíciles. Y no se trata de una simple disquisición terminológica, sino de una manera diferente y más optimista de ver el mundo ya que son conscientes de que después de la tormenta llega la calma. De hecho, estas personas a menudo sorprenden por su buen humor y nos hacen preguntarnos cómo es posible que, después de todo lo que han pasado, puedan afrontar la vida con una sonrisa en los labios.

La práctica de la resiliencia: ¿Cómo podemos ser más resilientes?

La resiliencia no es una cualidad innata, no está impresa en nuestros genes, aunque sí puede haber una tendencia genética que puede predisponer a tener un “buen carácter”.La resiliencia es algo que todos  podemos desarrollar a lo largo de la vida. Hay personas que son resilientes porque han tenido en sus padres o en alguien cercano un modelo de resiliencia a seguir, mientras que otras han encontrado el camino por sí solas. Esto nos indica que todos podemos ser resilientes, siempre y cuando cambiemos algunos de nuestros hábitos y creencias.
De hecho, las personas resilientes no nacen, se hacen, lo cual significa que han tenido que luchar contra situaciones adversas o que han probado varias veces el sabor del fracaso y no se han dado por vencidas. Al encontrarse al borde del abismo, han dado lo mejor de sí y han desarrollado las habilidades necesarias para enfrentar los diferentes retos de la vida.

¿Qué caracteriza a una persona resiliente?

Las personas que practican la resiliencia:
1.    Son conscientes de sus potencialidades y limitaciones. El autoconocimiento es un arma muy poderosa para enfrentar las adversidades y los retos, y las personas resilientes saben usarla a su favor. Estas personas saben cuáles son sus principales fortalezas y habilidades, así como sus limitaciones y defectos. De esta manera pueden trazarse metas más objetivas que no solo tienen en cuenta sus necesidades y sueños, sino también los recursos de los que disponen para conseguirlas.

2.    Son creativas. La persona con una alta capacidad de resiliencia no se limita a intentar pegar el jarrón roto, es consciente de que ya nunca a volverá a ser el mismo. El resiliente hará un mosaico con los trozos rotos, y transformará su experiencia dolorosa en algo bello o útil. De lo vil, saca lo precioso.

3.    Confían en sus capacidades. Al ser conscientes de sus potencialidades y limitaciones, las personas resilientes confían en lo que son capaces de hacer. Si algo les caracteriza es que no pierden de vista sus objetivos y se sienten seguras de lo que pueden lograr. No obstante, también reconocen la importancia del trabajo en equipo y no se encierran en sí mismas, sino que saben cuándo es necesario pedir ayuda.

4.    Asumen las dificultades como una oportunidad para aprender. A lo largo de la vida enfrentamos muchas situaciones dolorosas que nos desmotivan, pero las personas resilientes son capaces de ver más allá de esos momentos y no desfallecen. Estas personas asumen las crisis como una oportunidad para generar un cambio, para aprender y crecer. Saben que esos momentos no serán eternos y que su futuro dependerá de la manera en que reaccionen. Cuando se enfrentan a una adversidad se preguntan: ¿qué puedo aprender yo de esto?

5.    Practican el mindfulness o conciencia plena. Aún sin ser conscientes de esta práctica milenaria, las personas resilientes tienen el hábito de estar plenamente presentes, de vivir en el aquí y ahora y de tienen una gran capacidad de aceptación. Para estas personas el pasado forma parte del ayer y no es una fuente de culpabilidad y zozobra mientras que el futuro no les aturde con su cuota de incertidumbre y preocupaciones. Son capaces de aceptar las experiencias tal y como se presentan e intentan sacarles el mayor provecho. Disfrutan de los pequeños detalles y no han perdido su capacidad para asombrarse ante la vida.

6.    Ven la vida con objetividad, pero siempre a través de un prisma optimista. Las personas resilientes son muy objetivas, saben cuáles son sus potencialidades, los recursos que tienen a su alcance y sus metas, pero eso no implica que no sean optimistas. Al ser conscientes de que nada es completamente positivo ni negativo, se esfuerzan por centrarse en los aspectos positivos y disfrutan de los retos. Estas personas desarrollan un optimismo realista, también llamado optimalismo, y están convencidas de que por muy oscura que se presente su jornada, el día siguiente puede ser mejor.

7.    Se rodean de personas que tienen una actitud positiva. Las personas que practican la resiliencia saben cultivar sus amistades, por lo que generalmente se rodean de personas que mantienen una actitud positiva ante la vida y evitan a aquellos que se comportan como vampiros emocionales. De esta forma, logran crear una sólida red de apoyo que les puede sostener en los momentos más difíciles.

8.    No intentan controlar las situaciones. Una de las principales fuentes de tensiones y estrés es el deseo de querer controlar todos los aspectos de nuestra vida. Por eso, cuando algo se nos escapa de entre las manos, nos sentimos culpables e inseguros. Sin embargo, las personas resilientes saben que es imposible controlar todas las situaciones, han aprendido a lidiar con la incertidumbre y se sienten cómodos aunque no tengan el control.

9.    Son flexibles ante los cambios. A pesar de que las personas resilientes tienen una autoimagen muy clara y saben perfectamente qué quieren lograr, también tienen la suficiente flexibilidad como para adaptar sus planes y cambiar sus metas cuando es necesario. Estas personas no se cierran al cambio y siempre están dispuestas a valorar diferentes alternativas, sin aferrarse obsesivamente a sus planes iniciales o a una única solución.

10. Son tenaces en sus propósitos. El hecho de que las personas resilientes sean flexibles no implica que renuncien a sus metas, al contrario, si algo las distingue es su perseverancia y su capacidad de lucha. La diferencia estriba en que no luchan contra molinos de viento, sino que aprovechan el sentido de la corriente y fluyen con ella. Estas personas tienen una motivación intrínseca que les ayuda a mantenerse firmes y luchar por lo que se proponen.

11. Afrontan la adversidad con humor. Una de las características esenciales de las personas resilientes es su sentido del humor, son capaces de reírse de la adversidad y sacar una broma de sus desdichas. La risa es su mejor aliada porque les ayuda a mantenerse optimistas y, sobre todo, les permite enfocarse en los aspectos positivos de las situaciones.

12. Buscan la ayuda de los demás y el apoyo social. Cuando las personas resilientes pasan por un suceso potencialmente traumático su primer objetivo es superarlo, para ello, son conscientes de la importancia del apoyo social y no dudan en buscar ayuda profesional cuando lo necesitan.

 

La resiliencia en los niños

Si queremos que nuestros hijos afronten las dificultades de la vida con fortaleza es importante educarles en la capacidad de ser resilientes, para ello es fundamental nuestro ejemplo, no sobreprotegerles y sobre todo creer en ellos. No se trata de evitar que se caigan, sino de enseñarles a levantarse, y para ello tenemos que confiar en que ellos pueden. Por supuesto, tampoco se trata de exponerles a peligros o ambientes agresivos “para que se hagan más fuertes”, afortunadamente no estamos en Esparta. Aportar seguridad y protección es necesario. Algo importante que podemos preguntarles a los niños cuando tienen un contratiempo si queremos que aprendan a desarrollar la resiliencia es ¿qué puedes aprender de esto? o ¿qué puedes sacar bueno de esto que ha ocurrido?



Tomado de: http://www.elpradopsicologos.es/blog/resiliencia-resilientes/  

Monday, February 1, 2016

FEBRUARY 1 - 5

How to Survive Middle School
I never expected middle school to be quite so difficult for my daughter (more on that in a minute). But now that she’s in eighth grade — and thriving — I realize that the three stages of middle school are very much like the ivy my husband is growing on our backyard wall.

He told me that growing ivy has three stages: the first year, it sleeps; the second year, it creeps; and the third year, it leaps. That’s exactly how middle school unfolds for many children. The first year they’re trying to figure out how to grow in the very different academic and social soil of middle school. The second year of middle school they’ll usually creep forward and at least move in the right direction. Finally, eighth grade often brings greater confidence and steady growth, all just in time to get ready for the challenge of high school.

Of course, the better prepared you are for these stages, the more you’ll be able to help your children not just survive middle school, but thrive. These tips will help you get ready, Mom.

Tip 1: Get to know your new child.
The little girl or boy of the elementary years is a new creature entirely when they enter sixth grade. Not only are there physical changes and hormonal shifts that are beyond their control, there is also a shifting school landscape they’re trying to navigate. While they’re adjusting, you might see new sides to your child you didn’t even know existed. Your serious little student might change into a child that craves social approval. Your outgoing and confident child might suddenly become more quiet and unsure of himself.
My daughter, an excellent student in elementary school, cried to me one day that she no longer wanted to be known as a kid who was “into the books.” I felt like saying, “What do you mean? Being a good student is a wonderful thing!” But instead, I held back and let her pursue her different path—up to a point. She did focus less on academics and tried to gain entry into the popular crowd. When that didn’t succeed, she spent almost her entire seventh-grade year in a slump. It wasn’t until the end of seventh grade when she had matured a bit that she turned back to her studies and made friends with a new group who were also motivated to do well. Now that she’s in eighth grade, she’s doing well in the classroom and socially. My job during this time was to let her try out this new persona while standing by ready to swoop in if things got out of hand.

Tip 2. Get to know your new role.
The above story about my daughter illustrates the need for mothers of middle schoolers to be less involved in the day-to-day directing of their children’s choices. Developmental psychologist Jean Piaget found that children in the middle school years are learning to think abstractly. As moms, letting our children work through situations on their own helps them develop the skills they’ll need as adults to factor long-term consequences into their choices. And while our children are growing more independent, we need to ponder. 
But don’t step out of your child’s life too much. You still need to be there for him as a sounding board and a guide. The ideal parenting style for middle schoolers is the authoritative approach. It allows for more dialogue between parent and child, rather than a “do this because I said so” approach. 

Tip 3. Get to know your child’s new world.
When my daughter was in elementary school, I knew her teachers very well. Now that she has six different teachers, I’m less familiar with them. Same goes with the children in her grade. As more and more new students have started attending her school, there are lots of kids and families I don’t know at all. So I’m having to work harder at getting to know the world my child now lives in.

iMOM Director Susan Merrill says, “Moms need a “mom mafia” —a network of other moms who share information with each other about what’s going on in their children’s lives and at their children’s school. Get to know other moms and encourage them to be open with you about what they’ve heard, and you do the same. Confidentiality is important. Also reach out to your children’s teachers as needed, but make sure your children don’t know about it. Step in when necessary to supplement your child’s efforts, but let them think they’re taking the lead. Of course, you always want them to know that they can turn to you for anything and that you’ll help them figure things out. What advice do you have for moms of middle school kids?