Resiliencia: Los 12 hábitos de las personas resilientes
¿Sabes qué
es la resiliencia? ¿Quieres aprender a ser más resiliente?
A
veces la vida nos pone a prueba, nos plantea situaciones que superan nuestras
capacidades: una enfermedad, una ruptura de pareja particularmente dolorosa, la muerte de un
ser querido, el fracaso de un sueño largamente anhelado, problemas económicos…
Existen diferentes circunstancias que nos pueden llevar al límite y hacer que
nos cuestionemos si tenemos la fuerza y la voluntad necesarias para continuar
adelante. En este punto tenemos dos opciones: dejarnos
vencer y sentir que hemos fracasado o sobreponernos y salir fortalecidos,
apostar por la resiliencia.
Resiliencia: definición y significado
La resiliencia, según la definición de la Real Academia Española de la Lengua es la capacidad humana de asumir con
flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas, pero en psicología
añadimos algo más al concepto de resiliencia: no sólo gracias a ella somos capaces de afrontar las
crisis o situaciones potencialmente traumáticas , sino que también podemos salir
fortalecidos de ellas.
La resiliencia implica reestructurar nuestros recursos
psicológicos en
función de las nuevas circunstancias y de nuestras necesidades. De esta manera,
las personas resilientes no solo son capaces de sobreponerse a las adversidades
que les ha tocado vivir, sino que van un paso más allá y utilizan esas
situaciones para crecer y desarrollar al máximo su potencial.
Para las personas resilientes no existe una vida dura,
sino momentos difíciles. Y no se trata de una simple disquisición terminológica,
sino de una manera diferente y más optimista de ver el mundo ya que son
conscientes de que después de la tormenta llega la calma. De hecho, estas
personas a menudo sorprenden por su buen humor y nos hacen preguntarnos cómo es
posible que, después de todo lo que han pasado, puedan afrontar la vida con una
sonrisa en los labios.
La práctica de la
resiliencia: ¿Cómo podemos ser más resilientes?
La resiliencia no es una cualidad innata, no está impresa en nuestros genes, aunque
sí puede haber una tendencia genética que puede predisponer a tener un “buen
carácter”.La
resiliencia es algo que todos podemos desarrollar a lo largo de la vida.
Hay personas que son resilientes porque han tenido en sus padres o en alguien
cercano un modelo de resiliencia a seguir, mientras que otras han encontrado el
camino por sí solas. Esto nos indica que todos podemos ser resilientes, siempre
y cuando cambiemos algunos de nuestros hábitos y creencias.
De hecho, las
personas resilientes no nacen, se hacen, lo cual significa que
han tenido que luchar contra situaciones adversas o que han probado varias
veces el sabor del fracaso y no se han dado por vencidas. Al encontrarse al
borde del abismo, han dado lo mejor de sí y han desarrollado las habilidades
necesarias para enfrentar los diferentes retos de la vida.
¿Qué caracteriza a una
persona resiliente?
Las
personas que practican la resiliencia:
1. Son conscientes de sus potencialidades y
limitaciones. El autoconocimiento es un arma muy poderosa para
enfrentar las adversidades y los retos, y las personas resilientes saben usarla
a su favor. Estas personas saben cuáles son sus principales fortalezas y
habilidades, así como sus limitaciones y defectos. De esta manera pueden
trazarse metas más objetivas que no solo tienen en cuenta sus necesidades y
sueños, sino también los recursos de los que disponen para conseguirlas.
2.
Son
creativas. La
persona con una alta capacidad de resiliencia no se limita a intentar pegar el
jarrón roto, es consciente de que ya nunca a volverá a ser el mismo. El
resiliente hará un mosaico con los trozos rotos, y transformará su experiencia
dolorosa en algo bello o útil. De lo vil, saca lo precioso.
3. Confían en sus capacidades. Al ser conscientes de sus potencialidades y
limitaciones, las personas resilientes confían en lo que son capaces de hacer.
Si algo les caracteriza es que no pierden de vista sus objetivos y se sienten
seguras de lo que pueden lograr. No obstante, también reconocen la importancia
del trabajo en equipo y no se encierran en sí mismas, sino que saben cuándo es
necesario pedir ayuda.
4. Asumen las dificultades como una oportunidad
para aprender. A lo largo de la vida enfrentamos muchas situaciones
dolorosas que nos desmotivan, pero las personas resilientes son capaces de ver
más allá de esos momentos y no desfallecen. Estas personas asumen las crisis
como una oportunidad para generar un cambio, para aprender y crecer. Saben que
esos momentos no serán eternos y que su futuro dependerá de la manera en que
reaccionen. Cuando se enfrentan a una adversidad se preguntan: ¿qué puedo
aprender yo de esto?
5. Practican el mindfulness o conciencia plena. Aún sin ser conscientes de esta práctica
milenaria, las personas resilientes tienen el hábito de estar plenamente
presentes, de vivir en el aquí y ahora y de tienen una gran capacidad de
aceptación. Para estas personas el pasado forma parte del ayer y no es una
fuente de culpabilidad y zozobra mientras que el futuro no les aturde con su
cuota de incertidumbre y preocupaciones. Son capaces de aceptar las
experiencias tal y como se presentan e intentan sacarles el mayor provecho.
Disfrutan de los pequeños detalles y no han perdido su capacidad para
asombrarse ante la vida.
6. Ven la vida con objetividad, pero siempre a
través de un prisma optimista. Las personas resilientes son muy objetivas,
saben cuáles son sus potencialidades, los recursos que tienen a su alcance y
sus metas, pero eso no implica que no sean optimistas. Al ser conscientes de
que nada es completamente positivo ni negativo, se esfuerzan por centrarse en
los aspectos positivos y disfrutan de los retos. Estas personas desarrollan un
optimismo realista, también llamado optimalismo, y están convencidas de que por
muy oscura que se presente su jornada, el día siguiente puede ser mejor.
7. Se rodean de personas que tienen una actitud
positiva. Las personas que practican la resiliencia saben cultivar sus amistades, por
lo que generalmente se rodean de personas que mantienen una actitud positiva
ante la vida y evitan a aquellos que se comportan como vampiros emocionales. De
esta forma, logran crear una sólida red de apoyo que les puede sostener en los
momentos más difíciles.
8. No intentan controlar las situaciones. Una de las principales fuentes de tensiones
y estrés es el deseo de querer controlar todos los aspectos de nuestra vida.
Por eso, cuando algo se nos escapa de entre las manos, nos sentimos culpables e
inseguros. Sin embargo, las personas resilientes saben que es imposible controlar
todas las situaciones, han aprendido a lidiar con la incertidumbre y se sienten
cómodos aunque no tengan el control.
9. Son flexibles ante los cambios. A pesar de que las personas resilientes
tienen una autoimagen muy clara y saben perfectamente qué quieren lograr,
también tienen la suficiente flexibilidad como para adaptar sus planes y
cambiar sus metas cuando es necesario. Estas personas no se cierran al cambio y
siempre están dispuestas a valorar diferentes alternativas, sin aferrarse
obsesivamente a sus planes iniciales o a una única solución.
10. Son tenaces en sus propósitos. El hecho de que las personas resilientes
sean flexibles no implica que renuncien a sus metas, al contrario, si algo las
distingue es su perseverancia y su capacidad de lucha. La diferencia estriba en
que no luchan contra molinos de viento, sino que aprovechan el sentido de la
corriente y fluyen con ella. Estas personas tienen una motivación intrínseca
que les ayuda a mantenerse firmes y luchar por lo que se proponen.
11. Afrontan la adversidad con humor. Una de las características esenciales de
las personas resilientes es su sentido del humor, son capaces de reírse de la
adversidad y sacar una broma de sus desdichas. La risa es su mejor aliada
porque les ayuda a mantenerse optimistas y, sobre todo, les permite enfocarse
en los aspectos positivos de las situaciones.
12. Buscan la ayuda de los demás y el apoyo
social. Cuando
las personas resilientes pasan por un suceso potencialmente traumático su
primer objetivo es superarlo, para ello, son conscientes de la importancia del
apoyo social y no dudan en buscar ayuda profesional cuando lo necesitan.
La resiliencia en los
niños
Si
queremos que nuestros hijos afronten las dificultades de la vida con fortaleza
es importante educarles en la capacidad de
ser resilientes, para ello es fundamental nuestro ejemplo, no
sobreprotegerles y sobre todo creer en ellos. No se trata de evitar que se
caigan, sino de enseñarles a levantarse, y para ello tenemos que confiar en que
ellos pueden. Por supuesto, tampoco se trata de exponerles a peligros o
ambientes agresivos “para que se hagan más fuertes”, afortunadamente no estamos
en Esparta. Aportar seguridad y protección es necesario. Algo importante que
podemos preguntarles a los niños cuando tienen un contratiempo si queremos que
aprendan a desarrollar la resiliencia es ¿qué puedes aprender de esto? o
¿qué puedes sacar bueno de esto que ha ocurrido?
Tomado de:
http://www.elpradopsicologos.es/blog/resiliencia-resilientes/
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